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Advierto de entrada que ustedes no tienen que estar necesariamente de acuerdo con lo que en estas líneas voy a desarrollar: Dios (o la deidad de su preferencia) me dio una capacidad casi enfermiza de encontrar patrones y relaciones donde no las hay. O sea, como tu ex, pero para cosas graciosas e infantiles.



Los que nacimos en los noventa somos los primeros nativos digitales y hemos estado expuestos a gran cantidad de tecnologías que han ido teniendo sus quince minutos de fama. Somos la generación que levantó por hi5, armó salidas por Messenger y crea grupos de WhatsApp para debatir cualquier asunto baladí. Como es natural, este constante experimentar de interfaces nos ha dejado conocer gente de toda clase. Tanto software, tanta app y tanta red social, queriendo o sin querer, se han vuelto tan indispensables como la cédula.


El mundo cambia más rapido que los humanos, hasta el punto que nuestro organismo no le ha podido seguir el ritmo a la cultura, por lo que a veces las contradicciones aparecen y hemos de lidiar con ellas a lo largo de nuestra existencia. He aqui 7 de las más comunes y contradictorias formas en las que nuestros genes nos sabotean en la vida cotidiana.

Es la primera vez que el aquí firmante se atreve a escribir sobre cine. Y el cine está entre las miles de cosas que me gustan pero hago mal, como jugar fútbol, tocar algún instrumento musical o hablar con mujeres. Con el perdón de los estudiosos del tema y de mis colegas realizadores, estos siete puntos pretenden erigir a Apocalipsur, de Javier Mejía, como una película de culto. Y subo la apuesta diciendo que está entre las pocas cintas colombianas que se merecen tal apelativo.


| Por: MANUEL ZULUAGA |

Como es mi primer artículo en 7CLAPS imagino que debe ser algo que genere impacto y recordación, y para eso no hay nada mejor que escribir a favor de lo que la mayoría rechaza. Ya sea por sus ínfulas intelectuales o por no rebajarse a entregarle dinero a un señor que ya tiene mucho -y que lo tiene garantizado cada año-, lea lo siguiente y se dará cuenta de otras verdades sobre este personaje al que el cine colombiano le debe más de lo que creemos.


No hay nada en el mundo que no mejore con unos traguitos, nada. Se bebe para festejar el nacimiento y para adormecer la pena de la muerte. Tan bueno es que desde el siglo III se tienen registros del uso de alambiques para destilar licor. Tan bueno es que, hasta donde sabemos, Jesús no le entregó un cáliz lleno de aguapanela a sus discípulos como sangre de la alianza nueva y eterna. Sea esta un tímido elogio al alcohol, con tono de reivindicación debido a las malas acciones de los malos borrachos.


De entrada aclaro que aquí no vamos a discutir sobre la problemática de la universidad pública. Es cierto, la educación superior pública nunca ha sido una prioridad (y está cada vez peor) y la educación superior privada es inaccesible para la inmensa mayoría (y también está cada vez peor), pero ese debate se expondrá en su momento.