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Siete virreinas del fútbol colombiano



Lo dijo Jerry Seinfeld y la redacción en pleno está de acuerdo: el segundo es el perdedor número uno. Es frustrante obtener la medalla de plata, sobre todo cuando el fútbol de tu país resalta por su mediocridad. O sea: no somos Venezuela -donde para armar un equipo de fútbol buscas a los únicos once tipos de la ciudad que no juegan béisbol ni son militantes del PSUV-, pero tampoco somos Argentina, el país de D10S, donde si te falta talento lo compensas con garra (léase: dar patadas) o con un representante versero.

En esta ocasión no vamos a hablar de las escasas alegrías del balompié patrio sino, al contrario, de los segundos puestos más relevantes. Algunos honrosos, otros humillantes, casi todos graciosos. ¿Su equipo del alma está aquí? Aprenda a reírse de las desgracias. Siendo colombiano esa habilidad le va a ser muy útil.

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Atlético Nacional: después de la gran hazaña vino la gran cagada.
Con 17 títulos locales y cinco internacionales, el apodo de Rey de Copas Colombiano lo tiene bien ganado. Pero la historia de los que siempre ganan es una historia incompleta: en diez ocasiones el Verdolaga quedó vestido y alborotado. Sus tres últimos subcampeonatos de liga son, cuando menos, penosos: América de Cali le dio la vuelta olímpica a domicilio en el Apertura 2002, un humilde Deportivo Independiente Medellín le pintó la cara en la final del Apertura 2004 y perdió el Clausura 2004 por la vía de los penales ante Junior tras haber remontado un 3-0 de forma épica.

Y siguen bastos: es el equipo colombiano que más veces perdió finales internacionales. AC Milan le arrebató la Intercontinental de 1989, Boca Juniors la Recopa Sudamericana de 1990, Grêmio la Libertadores de 1995, San Lorenzo la Sudamericana de 2002 (incluyendo un 0-4 en Medellín) y River Plate la Sudamericana del año pasado.

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Deportivo Cali: nacidos para segundear.
El cuadro azucarero ostenta el dudoso honor de ser el más veces subcampeón de la liga colombiana: 13 segundos lugares. A los subtítulos locales se le suman dos subtítulos de Copa Libertadores: 1978 y 1999. Como si esto fuera poco, ha combatido la virginidad con el mismo empeño que lo ha hecho el reggaeton: en 1949 Millonarios obtuvo su primer título ante el verde caleño. De la misma forma se desvirgaron Unión Magdalena (1968), Junior de Barranquilla (1977), Deportes Tolima (2003) y Deportivo Pasto (2006). Claro, es el actual campeón de la Liga Águila, pero tuvo que esperar 9 años, 7 meses, 17 días y un subcampeonato más en 2013 para tal fin.

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Grita el pueblo clamoroso: vuelve el DIM a hacer el oso.
Es común que se hable de la hinchada del Poderoso como la hinchada más fiel del país. Con cinco títulos y el doble de subtítulos, podríamos decir que es cierto: ser del rojo no es para cualquiera... es para gente que no se quiere a sí misma. Su anécdota más dolorosa es la de 1993, cuando fueron campeones tras una prolongada sequía... durante cinco minutos. Es el actual bisubcampeón del FPC: perdió la final del Clausura 2014 ante Santa Fe y perdió la final del Apertura 2015 ante Deportivo Cali. Esperamos de todo corazón su llegada a la final de diciembre para que siga ampliando su récord.

Dos datos incómodos para cerrar: Deportivo Cali obtuvo su primer título ante el DIM en 1965 y Millonarios cortó 24 años de abstinencia ante el cuadro rojo en 2012.

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América y la maldición de 'Garabato'.
La Mechita es, indiscutiblemente, uno de los equipos grandes del país. Caído en desgracia, eso sí, pero un grande que va a volver... no sabemos cuando, pero va a volver. El caso es que la maldición de 'Garabato', que supuestamente se levantó antes de iniciar el campeonato de 1979 -año en el que ganan su primer título local-, parece haberse trasladado al ámbito internacional.

Imaginen que su equipo amado está saliendo campeón de la Libertadores por primera vez. Tienen de lejos el mejor equipo del país y del continente, son una aplanadora en cada partido. Están a treinta segundos de lograrlo, veinte, quince, diez... ¡y se va la luz en toda la ciudad! Cuando el fluido eléctrico vuelve minutos más tarde, la radio y la televisión son un velorio: un tal Diego Aguirre hizo gol y le dio el título a Peñarol de Uruguay. Esto ocurrió un 31 de octubre de 1987 en Cali. Súmele la derrota por penales ante Argentinos Juniors (1985) y el baile que les dio River Plate (1986). No contentos con esto, en 1996 River Plate le repitió la dosis al rojo vallecaucano.

Dato incómodo: Anthony de Ávila, el legendario Pitufo, jugó en tres de los cuatro equipos subcampeones. Y en 1998 jugó para Barcelona de Guayaquil, que perdió la final de Libertadores ante Vasco da Gama. De pronto la sal era él.

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Derrotas dignas.
Una derrota siempre va a ser una derrota, pero hay derrotas que no necesariamente dan risa. Algunas generan lástima o empatía, son incluso deseables. Tenemos dos ejemplos claros en el FPC, con los únicos equipos que hasta ahora han conquistado la vieja y querida Copa Libertadores.

Los hinchas más veteranos recordarán que desde los sesentas y hasta el año 2004 se jugó la Copa Intercontinental cada diciembre. Era el choque entre clubes más esperado de cada año: el campeón de la Libertadores y el campeón de la Champions League se la medían para ver quién la tenía más larga. A Nacional le correspondió jugarla en 1989 ante el poderoso Milan de Arrigo Sachi. Y la última edición del torneo (previa a ese bodrio multimillonario llamado Mundial de Clubes) la jugó Once Caldas de Manizales ante el FC Porto de un tal José Mourinho.

Un inesperado gol de Alberigo Evani a los 117' y el fallo de John Edwin García (foto) en una escalofriante tanda de penales le arrebataron el título a paisas y manizalitas.

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Jugamos como nunca y perdimos como siempre.
Eran otros tiempos, era otra la historia. No habíamos pasado por el gol de Rincón a Alemania ni por el 5-0 en el Monumental ni por el zapatazo de James a Uruguay. De hecho solo habíamos ido a un mundial, el de 1962, donde lo más digno que hicimos fue empatar a cuatro con la poderosa Unión Soviética y hacerle un gol olímpico a Lev Yashin.

Era 1975 y correspondía jugar la Copa América. Y por primera vez desde 1945 -la primera participación colombiana en el torneo- no dimos asco: llegamos a la final pasando la fase de grupos ante Paraguay y Ecuador y venciendo a Uruguay en la semifinal. Un sorteo tuvo que desempatar la otra semifinal: nos salvamos de Brasil y nos tocó Perú. ¿Qué dijo? ¿Papita pal loro? victoria 1-0 en Bogotá sufriendo, derrota 2-0 en Lima con baile incluido y el desempate en Caracas lo perdimos con gol de Hugo Cholo Sotil.


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Esoj tuiteroj nojengañaron.
Que te hagan un gol a los 93 minutos que manda la final a los penales está mal. Que pierdas la final en esos penales es peor. Que cinco mil hinchas del equipo perdedor hayan salido a festejar una broma en twitter creyendo que les habían dado el título en el escritorio NO TIENE NINGUNA PRESENTACIÓN.